RELATIVAMENTE HABLANDO
Por: Albert Einstein
Como en un acelerador de partículas, los sucesos en la política potosina cobran cada día mayor velocidad y no falta mucho para que se vuelva vertiginoso.
A últimas fechas, se habla de las posturas de los liderazgos nacionales del PAN y del PRD para generar una alianza amplia, principalmente en la elección a presidente; esa alianza necesariamente definirá también posiciones y situaciones en otros niveles, como lo pueden ser las alianzas locales, con los presidentes municipales, diputados locales y federales e incluso las senadurías que se renuevan.
Pero, ¿son tan relativas las posiciones y fundamentos de los partidos?, ¿los dogmas que rigen no son absolutos? En los últimos años, efectivamente, el pragmatismo es el sello de la política y lo importante es el resultado electoral, por lo que se suelen generar las alianzas coyunturales.
Tenemos el caso de los partidos cuyo sello y crecimiento se ha dado solo con alianzas entre diversos otros partidos, como el PVEM, que creció al aliarse con el PAN de Vicente Fox en el ya lejano 2000 y que posterior a ello, ha ido de la mano con el PRI en las siguientes elecciones, para llegar a ser en su momento, la cuarta fuerza política del país.
O el PANAL, que también ha brincado de amigo en amigo. En San Luis Potosí, estos partidos orbitales han ayudado al PRI a brincarse disposiciones estatutarias, como los requisitos de militancia que tenían o las normas de equidad de género, para postular a personajes determinados a los cuales tienen el interés de mantener.
El factor López Obrador ha aventado en el equilibrio raro que se tenía, algo así como un detonante y entonces, lo único seguro, es que no hay nada seguro, el PVEM ya declaró que puede ir solo; el PANAL está viendo de que lado debe ubicarse; el PT se declaró por alianza con MORENA… y el PRD busca inclinarse por el PAN.
Esta última combinación es sin duda la más extraña y por sus respectivos principios, la que no parece mezclar agua y aceite.
Aquí en San Luis Potosí, el factor “X” es más bien el factor “G”: el fenómeno gallardista es impresionante y quien no lo entienda como un gran definidor, no puede dimensionar lo que puede suceder. El poder real que da el gobernar San Luis Potosí y Soledad; y el trabajo político extensivo e intensivo que han desarrollado en todo el estado, los vuelve en cierta manera, más importantes que el propio partido que representan.
Esas fuerzas generadas por las ondas gravitatorias gallardistas son directamente proporcionales y ya han ocasionado reacciones, como las declaraciones contradictorias que ya se dieron entre los presidentes de los comités Estatal y Municipal del PAN, Xavier Azuara y Max Jasso, respectivamente, donde Xavier abrió una ventana… y Max de inmediato la azotó para cerrarla. La animadversión que tiene Jasso para con el Gallardismo, no es de sorprender, pues se ha tomado personal las reacciones (burdas, ciertamente) que han desatado sus señalamientos constantes sobre el actuar del Municipio.
Por su parte, el presidente municipal, Ricardo Gallardo, claridoso como suele ser, sabe que ellos constituyen el objeto de mayor peso en este momento y tampoco parece muy entusiasmado con tener que aliarse con un grupo que lo menos que le ha dicho, es corrupto.
No hay una inercia predecible ni un tiempo definido, pero no parece ser que vaya por una ruta sin resistencia y el campo gravitatorio del Sol Azteca en San Luis Potosí, parece curvar cualquier otro objeto, azul, rojo, verde o del color que sea, que se le acerque.
Así, a pesar de la posición aparente de los partidos a un nivel nacional, aquí las luces parecen curvarse y alejarse, comprobando empíricamente que los cuerpos tienen masas y se acercan o se alejan, en base a las fuerzas e impulsos que puedan aplicarles.
Así, en el 2018, será interesante ver si se puede comprobar la teoría de que en la política, lo único absoluto, es lo relativo.