“¡Él es Malhechor, él es Gastar… y el otro Vaasaltar…!” “Ah, perdón, ¿no iba a así?»
- Entre las sorpresas de funcionarios, candidatos, precandidatos y aspirantes; y las de los maleantes “formales”, el año que se va y el que viene, pintan panoramas turbios y confunden los villancicos.
Ya pasó navidad, se viene el Año Nuevo y por supuesto que con el 2018 vienen cambios, muchos y muy variados ante el proceso electoral que se avecina que sin duda traerá grandes retos para todos los partidos e instituciones políticas.
Y es que sin duda nada es igual, partidos que siempre estuvieron en pugna, resulta que ahora son aliados; personajes políticos que eran todo un icono en sus instituciones ahora renuncian y son independientes, asesinatos ya no a candidatos ni precandidatos si no a aspirantes, en fin una larga lista que solo demuestran que todo los involucrados (INE, CEEPAC, gobiernos municipales, estatales y federales, corporaciones policiacas y un largo etcétera) tendrán que ponerse las pilas y demostrar que son dignos merecedores de la confianza de todos nosotros.
Por otro lado, apenas pasa la navidad y ya tenemos casos de asesinatos violentos, como el caso de Tamuín, pero además sigue la lista de personas que día a día son localizadas embolsadas, ultimadas o que en el mejor de los casos son víctimas de la delincuencia, sin que las autoridades, hasta el momento nos hagan sentir más tranquilos; bueno y que decir del sector femenil, que apenas obscurece y ya temen salir de sus hogares por el riesgo que implica el siquiera asomarse, porque pareciera que no toman mucho en cuenta la declaratoria de la Alerta de Género emitida por autoridades federales y solo se echan la pelotita unos a otros pero cuando se requiere trabajar, prevenir y hacer algo, pues nada más nada.
Algo increíble, pero cierto: si bien es verdad que las autoridades elaboran y difunden programas de apoyo a personas en situación de calle, ahora resulta que no se quieren ir a los diversos albergues que existen en la ciudad, porque ahí no les dan lo que obtienen de la caridad de la gente qué transita por las calles de la Ciudad, o lo que es lo mismo, irse a un albergue implica un día menos de «laborar» y la «casa pierde» por lo que prefieren soportar las bajas temperaturas de la madrugada con tal de que no les ganen su espacio y sigan en la mendicidad. Como diría el inolvidable Jack Palance, (bueno, inolvidable para los que tenemos cierta edad), en el programa de Ripley’s: “¡Aunque usted… no lo crea!”.
Finalmente, se acabó el año y no queda más que agradecer a todos nuestros lectores que semana a semana, día tras día, nos siguen y leen en cada una de las secciones de este espacio, cuya finalidad es presentarle la información más relevante. ¡Feliz Año Nuevo!