LA DEMOCRACIA, UN CUENTO Y LA CORTE FORMA PARTE DE ÉL
Marco Antonio Delgadillo
Hoy día, por los medios masivos de comunicación circula la resolución de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, sobre la constitucionalidad de la materia de la Consulta Popular, presentada por el partido MORENA, teniendo por origen la pregunta “¿Estás de acuerdo o no que se otorguen contratos o concesiones a particulares, nacionales o extranjeros para la explotación del petróleo, el gas, la refinación, la petroquímica y la industria eléctrica?”.
De esa pregunta formulada, se desprenden una serie de preguntas, empezaremos: ¿por qué el Congreso aprueba la modificación a la Constitución Federal para crear la consulta popular y posteriormente crea de la Ley Federal de la Consulta Popular?, ¿cuál es su origen? Si la Constitución asienta que la soberanía y todo poder público dimana del pueblo y que este está representado en el Poder Legislativo, por ser una República representativa y democrática, se deduce que los diputados nos representan, tanto en la soberanía como en el poder público. La lógica me dice que nosotros, el pueblo, promovemos las modificaciones a la Constitución, a las leyes y creamos y derogamos leyes.
Lo anterior significa que nosotros promovimos, a través del Congreso, la Ley Federal de Consulta Popular, que tiene como objetivo promover la participación de la ciudadanía. Entonces ya no entendí: si nosotros hacemos las leyes, ejerciendo nuestra soberanía y nuestro poder y ahora promulgamos una ley para consultarnos a nosotros mismos ejerciendo ese poder y soberanía, definitivamente algo no está funcionando.
En esa Ley de Consulta Popular, nosotros con nuestro poder y soberanía dejamos la más grande de las ambigüedades: “no podrán ser objeto de consulta popular los ingresos y los egresos”. De acuerdo con la Corte, todo son ingresos y gastos, debiendo ser entendidos en su acepción más amplia; “los ingresos se obtienen sea de forma directa, indirecta, mediata, inmediata, como puede ser su obtención, origen destino, ampliación, administración o distribución de los ingresos y gastos del Estado Mexicano”, así lo determino la Ministra Luna (los errores de sintaxis son de la Ministra ya que la estoy citando, los demás son míos).
Regreso a la pregunta planteada por MORENA, donde hace referencia a los contratos o “concesiones”; (¿por qué utilizar esa palabra si la Constitución siempre se refiere a “asignaciones”?), seguiré la escuela de la Ministra Luna, utilizando la interpretación estricta. La palabra asignación, en el diccionario de la Real Academia de Habla Española la define: “Der. En el supuesto de pluralidad de deudas, imputación de pago a una de ellas, la siguiente acepción: Cantidad señalada por sueldo o por otro concepto”.
Luego, alguien me explicara porqué somos tan complicados cuando, utilizando nuestra soberanía y poder de gobernarnos, empleamos esa palabra dentro de la Constitución.
Tiene razón la Ministra, mas continuaré preguntándome por qué utilizar la palabra “concesiones”, sin embargo, creo que en el juego del poder y la política es así. MORENA utiliza la palabra concesión, luego entonces la Suprema Corte de Justicia declara improcedente la consulta, ya que la Constitución se refiere a asignación, ingresos y gastos; luego, MORENA expresa que la Corte está mal en su interpretación, acto seguido los analistas, editorialistas, columnistas, comentaristas, sobre todo de Televisa y TV Azteca, que están al mejor postor.
Nosotros, a través de nuestros representantes, originamos toda esta confusión, desde luego dentro de las leyes y utilizando nuestro poder, soberanía y todo lo demás.
La verdad es tajante: México no es un país democrático, lo expresado lo demuestra, se promulga la Ley de Consulta ya que los diputados no nos representan, velan por los intereses de la oligarquía, de la cual son parte. Se crea el juego siniestro de apariencias entre el Congreso, el Ejecutivo y el Judicial.
Las leyes las promueve el Ejecutivo, se crea un pacto con los partidos, el Congreso aprueba las reformas, dos partidos promueven la consulta con preguntas que de antemano saben que no procederán, la Corte las desecha por improcedentes y así, el juego perverso esta completo; todos están dentro del pacto. La oligarquía ganó, el pueblo perdió y la democracia nunca existió.
