¿México necesita otra forma de gobierno?
Marco Antonio Delgadillo
En México, es posible modificar el sistema de gobierno, puesto que está contemplado en el Artículo 39 de la Constitución Política, que a la letra dice: ”La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo. Todo poder público dimana del pueblo y se instituye para beneficio de éste. El pueblo tiene en todo tiempo el inalienable derecho de alterar o modificar la forma de su gobierno”.
Tomando como base esta última parte del artículo, sería interesante contemplar una Republica Centralista, desapareciendo los Estados Libres y Soberanos, ya que esto es una gran falacia. Baste con ejemplificar que los principales impuestos los recauda el gobierno federal en base a la Ley de Coordinación Fiscal y posteriormente los hace llegar a las Entidades Federativas y Municipios, no necesariamente con oportunidad y cantidades necesarias, ya que la mayoría de las veces Gobernadores y Presidentes Municipales tienen, materialmente que ir a rogar a la Secretaria de Hacienda los recursos que les pertenecen o sea, a mendigarlos.
Contamos con leyes federales; como la Ley Federal del Trabajo que es única, de tal forma que todas las relaciones laborales que se realizan entre la población en las distintas Entidades Federativas, están sujetas a esta.
Los programas de educación pública y las políticas de salud pública prácticamente se encuentran centralizadas y dominadas por el gobierno federal, aunque cada Entidad Federativa cuente con sus leyes respectivas.
En el fundamento de esta propuesta, esa República Centralista funcionaría con un sistema parlamentario y el parlamento nombraría al Primer Ministro, dentro de los miembros elegidos por el pueblo. Desde luego que se conservarían los partidos, pero sin subsidio público y con una clara reducción de diputados y de senadores. Así como en forma arbitraria se determinaron 500 diputados, de la misma manera dejaríamos tan solo 150 diputados y un senador por cada Departamento (Las Entidades Federativas se convertirían en Departamentos); los salarios de diputados y senadores serian sustancialmente de menor monto. El ahorro de recursos seria significativo, permitiendo invertirlos en salud y educación pública.
Por lo que se refiere a los Departamentos (antes Entidades Federativas) contarían con el Sistema Parlamentario y de igual manera de los diputados elegidos, nombrarían al Gobernador del Departamento.
Este sistema parlamentario permite cambiar al Primer Ministro o al Gobernador del Departamento en el momento que estos no cumplan con sus funciones y el pueblo lo reclame. Políticamente el pueblo ejerce más presión sobre los gobernantes y la forma de sustituirlos es más rápida y oportuna.
Por lo que se refiere a los Municipios, que tampoco son Libres y Soberanos, estos determinarían su forma de gobierno, mas en principio, no concursaría ningún miembro de partido político alguno.
Como ejemplo, se puede gobernar un municipio autónomo con un Consejo de tres miembros elegidos por el pueblo, buscando escoger a ciudadanos moralmente solventes, con visión de servicio y capacidad de planeación. Estos estarían apoyados por un cabildo, con la cantidad de miembros que determine el propio Consejo, pero sin percibir cantidad alguna de sueldos ni prestaciones de ningún tipo. El salario de los tres miembros del Consejo sería totalmente simbólico.
Por lo que respecta a las áreas administrativas de los tres niveles de gobierno los funcionarios tendrán que ser especialistas y de carrera de tal forma que se tiene que establecer un escalafón para poder subir de puesto en función de su capacidad y servicio a la población. Quedaría establecido que los puestos administrativos no son para dar trabajo a los amigos, parientes o amantes de los políticos.
Es, sin duda, una propuesta que choca con lo que la mayoría de nosotros concibe, puesto que hemos vivido nuestras vidas en un contexto o marco de referencia que se ha dicho siempre que nuestras entidades son estados y más aun son libres… y todavía más, ¡son soberanos! Y para llorar, que los municipios también lo son. Lo cierto es que ni uno ni otro, el poder que priva es el del centro y tenemos una copia de un sistema federal norteamericano, que para nuestra muy particular idiosincrasia, solo ha fomentado la corrupción y el dispendio.
Pensar y proponer de manera constructiva y abrir un debate, no cuesta nada y puede darnos mucho… y usted, estimado lector ¿qué piensa sobre el tema?